A día de hoy estamos cansados de ver cómo tenemos obsolescencia programada en multitud de segmentos y los equipos portátiles son un claro ejemplo de ello. Seguro que muchos tenéis un ordenador de sobremesa o un portátil con más de 2-3 años en casa y debido a su funcionamiento actual pensáis en adquirir uno nuevo. Queremos mostraros cuál es la inversión a la hora de actualizar un equipo que más se nota en el día a día. Muchos pensarán en la memoria RAM otros incluso hablarán del procesador, pero queremos mostraros cómo con tan sólo cambiar el HD tradicional por un SSD se consigue una gran soltura en el sistema así como también se acortan los tiempos de carga de cualquier aplicación, tiempo de arranque y apagado del equipo e incluso una mejor autonomía según el uso que se dé al equipo.
Disco tradicional vs SSD
Durante años hemos utilizado discos duros para el almacenamiento en nuestros ordenadores, estos dispositivos magnéticos llevan partes móviles como el cabezal, con el que accedemos a los datos que están en el plato o disco.
Esta tecnología, aunque actualmente sigue siendo muy utilizada, está siendo considerada obsoleta en favor de los discos SSD o sus hermanos mayores los discos PCI-E. Las unidades SSD funcionan de forma similar a una memoria RAM. Se componen de pequeños chips de memoria flash y es la controladora la que realiza todo el trabajo.
¿Merece la pena cambiar nuestro disco (HDD) por una unidad de estado sólido (SSD)?
Hay que tener en cuenta que el precio de estos dispositivos hace años era muy elevado si lo comparábamos con el de los tradicionales, pero hoy en día esa diferencia ha disminuido bastante.
La bajada de precio de los SSDs sumado a la mejoría notable en rendimiento hará que muchos equipos que parezcan “inusables” a día de hoy y que parecen necesitar una renovación, sean capaces de alargar unos años más su vida.
Creemos que sí merece la pena realizar el desembolso por toda una serie de ventajas que diremos a continuación.
Ventajas del cambio a un disco sólido:
- Rapidez. Tanto en la búsqueda de los datos como en la lectura (en torno a 500 MB/seg o más). El tiempo que tenemos que esperar hasta obtener el flujo de los datos es siempre el mismo. No es necesario desfragmentar la unidad. Esto afecta directamente a la experiencia del usuario, que verá cómo se inicia antes su Sistema Operativo y se cargan los programas con mayor rapidez.
- Mayor resistencia y vida útil del dispositivo. Al no tener componentes móviles es menos probable que se dañe en caso de golpes o vibraciones. Se calientan menos, por lo que sufrirán un menor desgaste y durarán más tiempo.
- Menor consumo. Necesitan menos potencia para funcionar. Esto los hace ideales para dispositivos portátiles. Gastan menos y por lo tanto la batería durará más.
- Menor ruido. Resultado también de no tener partes móviles.
¿En qué casos conviene cambiar a un SSD?
Actualmente recomendamos hacer este cambio a cualquiera que tenga un ordenador de más de un año de antigüedad y que necesite algo más de velocidad de funcionamiento. Especialmente al iniciar el sistema operativo y las aplicaciones. Con esta simple mejora podremos pasar de unos 3 minutos para iniciar Windows a poco mas de 30 segundos.
Apara aquellos usuarios que necesitan un gran espacio de almacenamiento la opción sería colocar un SSD para albergar el Sistema Operativo y las aplicaciones, y complementarlo con un HD tradicional para el almacenamiento (de mucha mayor capacidad y más lento, pero más económico).
Incluso para aquellos usuarios que están pensando en adquirir un equipo nuevo, les recomendamos adquirirlo de serie con uno de estos discos fijándonos menos en la memoria RAM o en el procesador.
Conclusión: ¿Vale la pena un SSD?
Sí, es uno de los mejores cambios que podemos realizar en nuestro equipo.
Recuerda que si necesitas asesoramiento para tu empresa en materia de almacenamiento puedes contactar con nosotros.
Millón de gracias por el post! Me aclaró muchas dudas.
Un saludo.