El paso del tiempo se nota en muchos aspectos de nuestra vida, pero, aunque no lo pensemos, también se nota en nuestros equipos informáticos por muchos motivos distintos que quizá ni nos paramos a pensar.
Los ordenadores no funcionan igual recién comprados que tras varios meses o años de funcionamiento: mantenerlos como el primer día es precisamente nuestro objetivo a la hora de usarlos, para que este acto no se convierta en un suplicio.
Hardware, software, orden, todo influye…
Aunque pensemos, en un primer momento, que la lentitud de nuestro equipo se deba al desgaste de los componentes que lo conforman, eso es erróneo. Influye más el uso que le demos que la durabilidad de sus componentes.
Ser ordenados, limpios y cuidadosos a la hora de usar un equipo informático es la clave para que su funcionamiento sea el mejor posible, y vamos a detallaros cinco de los aspectos que deberíamos tener en cuenta si queremos que funcione exactamente como lo hizo el primer día durante mucho tiempo.
Desinstala o borra programas y archivos que no uses
Acumular aplicaciones, programas, carpetas y más carpetas y cientos de archivos poco útiles para nosotros o que directamente no usemos provoca que el sistema tenga mucho contenido que gestionar y, por lo tanto, no se mueva con soltura.
Es importante contar únicamente con los archivos o programas que necesitemos usar. Si queremos almacenar archivos o programas para usos esporádicos, siempre podemos contar con un disco externo al que recurrir de vez en cuando para alojarlos y usarlos (y almacenarlos a buen recaudo).
Reduce los efectos visuales de Windows
Si tu PC no es de los más potentes y va lento, puede ser una buena idea desactivar los efectos visuales de Windows para hacer que vaya más rápido. Puedes dejar que el sistema elija cuáles desactivar o puedes apagarlos todos. Para ello, sigue estos pasos:
- Ve al Panel de Control y busca Información de Rendimiento y herramientas.
- Selecciona Ajustar efectos visuales.
- En esta pestaña, haz click en Ajustar para mejor rendimiento. También puedes dejar que Windows decida qué es lo mejor para tu ordenador.
Organiza iconos y programas
Otro acto que “entorpece” mucho el correcto funcionamiento del sistema es el de amontonar decenas de archivos y carpetas desparramadas por todos los lugares frecuentes (Escritorio, Mis Documentos…). El ordenador se volverá loco al intentar gestionar tanto desorden.
Ordenar los archivos en carpetas permite que seamos más eficientes a la hora de buscar archivos concretos y que el ordenador pueda indexar mucho mejor cualquier archivo.
Por supuesto, no contar con navegadores repletos de pestañas abiertas también ayuda a reducir el consumo de memoria RAM y, por lo tanto, a ganar velocidad y estabilidad en el sistema.
Formatea el disco duro
Siempre viene bien darle un nuevo comienzo a nuestro sistema, una limpieza integral. Realizar un formateado de disco duro es genial para que el sistema se descargue de todo y simplemente vuelva a albergar el sistema operativo y los programas esenciales que necesitemos.
Si contamos con un equipo que traiga consigo opciones de “Recuperación” es tan sencillo como seguir una serie de combinaciones de teclas al arrancar. También podemos usar los discos de recuperación incluidos en los equipos o adquirir un sistema operativo por separado.
Desfragmenta el disco duro
Un clásico de los equipos con Windows. La fragmentación hace que el disco duro de tu ordenador vaya más lento. La herramienta de Desfragmentación de disco reorganiza los archivos y reúne sus fragmentos para que pueda trabajar con mayor eficiencia.
Puedes programar la herramienta de optimización de unidades de Windows para que se ejecute de manera regular, aunque también puedes hacerlo de forma manual cuando mejor te convenga.
Cambia el disco duro por un SSD
Una opción, cada vez más recomendable, es sustituir los “viejos” discos duros magnéticos por modernos, ligeros y ultra rápidos discos SSD. Al trabajar únicamente con chips y no con partes móviles o mecánicas, la velocidad de estos discos dispara la fluidez de cualquier equipo que los use.
Es una buena idea, por ejemplo, instalar el sistema operativo en un disco SSD y contar con discos duros tradicionales secundarios para almacenar datos y programas voluminosos. También podemos usar los SSD para darle una nueva vida a ordenadores “obsoletos”.
Aumenta la memoria RAM
Otra muy buena opción es aumentar la memoria RAM instalada en nuestro equipo. Esta memoria permite que el ordenador sea capaz de gestionar mayor cantidad de información a la vez, por lo tanto, la carga será mucho menor y el rendimiento mejorará notablemente.
Actualmente todos los equipos montan alrededor de 4 u 8 GB de memoria RAM como mínimo, siendo la cifra de 8 y 16 GB las capacidades más adecuadas para disfrutar de una fluidez mayor y no notar el más mínimo “tirón” o lag.
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