Son muchas las empresas que utilizan Windows 7 Pro y en estos días están empezando a recibir notificaciones de fin de soporte técnico. Surgen dudas sobre qué hacer con ese aviso de fin de soporte de Windows 7 que aparece en el ordenador de la empresa. Será a principios de enero de 2020 cuando esto ocurra.
Lo primero que tenemos que saber es que el fin del soporte técnico no implica que no podamos seguir utilizando nuestro ordenador. Todo seguirá funcionando como hasta ahora. Eso si, no tendremos las actualizaciones de seguridad que mensualmente corrigen problemas que pueden afectar a nuestros ordenadores.
Entonces, a qué nos referimos con eso del fin de soporte
Windows es un sistema operativo que evoluciona a base de ir lanzando nuevas versiones cada determinados años. Y como mantener todas estas versiones sería logísticamente imposible, con el paso del tiempo van abandonando las más antiguas para centrar sus esfuerzos únicamente en el mantenimiento de las versiones actuales.
En las versiones de Windows podemos diferenciar dos tipos de soporte, el estándar y el extendido. Cuando está bajo el soporte estándar, cada versión de Windows sigue recibiendo varios tipos de actualizaciones, tanto correcciones como algunas funciones mejoradas, incluyendo actualizaciones de seguridad, y se pueden hacer reclamaciones con el hardware en garantía.
El soporte estándar de Windows 7 finalizó en enero de 2015, lo que quiere decir que ya no se seguirá mejorando. Desde entonces ha estado únicamente bajo el soporte extendido. Este segundo tipo de soporte es una especie de prórroga. El sistema operativo ya ha sido abandonado pero todavía recibe actualizaciones de seguridad para solucionar bugs o errores que han sido descubiertos, y que podrían ser explotados para atacar a los usuarios.
Qué pasará cuando termine el soporte
Lo que va a pasar a partir del próximo 14 de enero de 2020 es que Windows 7 se quedará sin ningún tipo de soporte oficial. Las empresas que quieran seguir recibiendo parches de seguridad tendrán que pagar un mantenimiento exclusivo a Microsoft que durará otros tres años. Windows 7 habrá muerto de forma oficial, y ya no será seguro seguir utilizándolo.
Seguro que para muchos usuarios estas actualizaciones son más un incordio que una solución. Incluso puede que algunos de ellos optaran por tenerlas paradas desde hace años. ¿Qué posibilidades hay de que alguien aproveche una de estas vulnerabilidades de nuestros equipos para atacar a nuestras empresas? Pues muchas más de las que pensamos, y aquí precisamente está el problema.
Aquí también entra la protección de datos y el nuevo RGPD o la LOPDPGDD. Las exigencias para las empresas han subido. El concepto de la protección de datos desde el diseño implica más responsabilidad para las organizaciones. Por eso a la hora de mantener equipos con Windows 7, el responsable de datos tendrá que evaluar el riesgo que supone, si dispone o no de medidas de seguridad adicionales, etc. Porque si hay una brecha de seguridad debida a un fallo declarado de Windows 7 que no ha sido corregido podemos tener un grave problema.
Por lo demás seguir utilizando estos ordenadores será parecido a lo que ocurrió cuando Windows XP dejó de recibir actualizaciones. Poco a poco diferentes programas que utilizamos en nuestro día a día dejarán de dar soporte a Windows 7 por lo que tarde o temprano habrá que iniciar el cambio.
La única solución: migrar a un nuevo sistema operativo
El salto lógico es pasarse a Windows 10, que mantiene las mismas especificaciones mínimas de hardware que sus dos versiones anteriores. Vas a necesitar un mínimo de 1 y 2 GB de memoria RAM para sus versiones de 32 y 64 bits, 16 y 20 GB de almacenamiento interno para las de 32 y 64 bits, una gráfica compatible con DirectX9 y una resolución de pantalla de como poco 800×600.
No es cuestión de alarmarse, pero si de establecer una planificación adecuada. En primer lugar consultar con la empresa que nos lleve la protección de datos para ver si es imprescindible o no renovar estos equipos.
Para el usuario medio esto no va a suponer demasiado problema, ya que simplemente tendrán que comprar una licencia de Windows 10 y actualizar. También puede comprarse un nuevo ordenador que tenga Windows 10 incluido, que a día de hoy son prácticamente todos. El problema lo van a tener las empresas que todavía no hayan iniciado la migración, ya que sólo les falta un año para realizarla si no quieren acabar teniendo problemas una vez haya finalizado el soporte.
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